miércoles, 21 de marzo de 2012

El diablo y la manzana

Fue sólo una manzana, presumiblemente de amargo sabor. Quizá la miró mientras le asaltaban las dudas y los miedos, o quizá se acordó de todo lo hecho y el tanto por hacer. Pero sabemos que al final la mordió y se la comió.

Lo sabemos porque lo siguiente fue su muerte. Lo que no sabemos es si quienes lo atacaron sintieron remordimientos, o al menos vergüenza. Pero todo apunta a que no.

El País nos recuerda que este año se cumplen 100 del nacimiento de uno de los grandes genios de la ciencia: Alan Turing. A él debemos conceptos fundamentales de la computación, pero también su papel en el final de la Segunda Guerra Mundial.

Curiosamente, en el artículo de El País se cita esta contribución, pero acotándola a "haber adelantado el final de la guerra al menos dos años". Creo que es mucho dar por sentado: ¿tan seguros estamos de que se habría vencido de todas formas? Cierto que no fue el único en su equipo, pero en cualquier caso su trabajo (y el de su equipo) fue definitivo para vencer al ejército nazi.

Turing, como nos recuerda el artículo, nunca tuvo los honores merecidos. El odio y la hipocresía, tan a menudo  canalizadas por la religión, se cebaron con su sexualidad hasta acabar con él. Pueden sentirse satisfechos, orgullosos de haber vencido a Turing. Más les vale, porque el precio para el mundo fue muy alto.

La cultura popular no es inocente: el papel de Turing y su máquina de descifrar códigos (el primer computador digital jamás construido) no fueron menospreciados, sino directamente ignorados por la cultura occidental. En los libros y películas ambientadas en la Guerra, siempre son soldados valerosos llevando a cabo las más arriesgadas misiones los que ponen fin a la amenaza del Imperio del Mal. Nunca se dan razones para tales misiones, o por qué tan oportunamente comenzó a fracasar el ejército alemán.

¿Será este el primer gesto de un mundo global hacia sus verdaderos benefactores? ¿o seguiremos acuñando ídolos de barro?

También su ejemplo debería recordarnos el precio del odio (que parece no mucho más que un aspecto de la religión): no nos olvidemos, no nos entreguemos jamás.

martes, 13 de marzo de 2012

Tras el Guardián Ciego...

Si te gustan las aventuras de Fantasía Épica y el Heavy Metal es casi inevitable que cuentes a Blind Guardian entre tus grupos predilectos.

El grupo arranca a finales de los años 80 del siglo pasado, siguiendo la estela de grupos como Helloween. Cultivadores del Speed y del Power Metal, añaden de su cosecha una fuerte influencia de las tonadas medievales, algo que acentúa la componente épica de sus canciones.

Entre sus temas básicos, es notable la influencia de las obras de J.R.R. Tolkien y Michael Moorcock, principalmente. También son muy comunes temas relacionados con la mitología cristiana o las cruzadas.

Todo lo de arriba puede ser complementado o extendido viendo su web, su página en la Wikipedia, etc. Lo importante de esta entrada es por qué me gustan a mí.

Descubrí Blind Guardian hace 14 años. Por aquel entonces habían publicado el primero de los discos que lanzan en el año del mundial de fútbol :) con el título "Nightfall In The Middle-Earth". Una amiga me había prestado varios de sus discos, incluyendo a dicho disco, además del "Imaginations From The Other Side" (1995). Su gusto por los añadidos acústicos para dar cierto sabor medieval a algunas canciones me gustaron, como era de esperar. Aunque sin duda, la que más me impactó fue una canción que sigue figurando entre mis predilectas: Nightfall (NIME).



Nightfall es la pieza central del disco dedicado a la obra principal de "El Silmarillion" (1977), de J.R.R. Tolkien. En dicha obra, Tolkien describe la decadencia de la Tierra-Media que sirve de marco a "El Hobbit" y a "El Señor De Los Anillos". Nightfall alude a la oscuridad que reemplaza a los "Árboles de Luz" tras el ataque de Morgoth, y al juramento de venganza de Fëanor que a la postre desencadena la maldición de los Noldor.

Nightfall sigue un hermoso pase casi de baile (3x4), con una estructura muy bien acabada: tanto la melodía que se extiende por toda la canción como las armonías que la sostienen son de una gran belleza. En particular, el juramento de venganza de Fëanor es de una tremenda intensidad.

Por supuesto, alguna de las baladas (entendidas aquí como baladas épicas) también son hermosas y majestuosas. Destacar la omnipresente "The Bard Song: The Forest" ( Somewhere Far Beyond, 1992). Si algún día necesitas una canción para acompañar un fuego en un monte por la noche, ésta es sin duda. Por supuesto, la canción trata de los bardos y sus baladas.

Generalmente, en los directos Hansi (el vocalista) aprovecha para darse un pequeño descanso y permite que el público disfrute cantándola. El acabado de la canción en directo, no obstante, es impresionante.

A Night at the Opera (2002) es el disco más complejo de cuantos han intentado, incluso mucho más que el último (donde incluyen numerosas orquestaciones). Destacable la balada (basada en Tristán e Isolda) "The Maiden and the Minstrel Knight", como el tema de opertura "Precious Jerusalem" o otra que devino en mi canción predilecta "And then there was Silence", una suite espectacular de 14 minutos basada en la caída de Troya según la obra de Homero y la Eneida de Virgilio.

Por supuesto, la versión de estudio es mucho más espectacular que la versión en directo.

Have a metal day!!

martes, 6 de marzo de 2012

Pais dun futuro esquecido (II)

Así que resulta que nin sequera a predicción do pasado é unha ciencia exacta. A nosa visión tende a ser máis benévola canto máis vemos para o pasado.

Persoalmente gosto moito das novelas do xénero "fantasía épica". Se na miña mocidade resultara atraído polas obras de misterio ou de terror, é na madurez cando máis me decanto polas obras fantásticas. Non é ningún segredo: todo comezou pola lectura dunha versión castelá de "O Señor dos Aneis", e á súa vez todo comezara pola similitude do título con un disco de Helloween...

Boa parte desas obras arrancan nun mundo (por suposto, máxico e fantástico) decadente, onde as personaxes se refiren constantemente a un pasado utópico perdido. Mais esas historias non fan máis que repetir o arquetipo que propoñen a meirande parte das relixións, anque é máis destacable na relixión xudea e nas súas derivadas (cristiá e musulmá): arrancan cun "Paraíso" do que o home é expulsado por algún pecado, sexa o coñecemento, competir con Deus (esta interpretación e curiosamente semellante á da expulsión do que logo deviu en demo)...

Pero tamén hai outros mitos: a Atlántida é quizáis o exemplo máis elocuente de pasado mítico e glorioso. En non só os mitos. Basta con ollar un libro de texto sobre a historia dun lugar dado: no caso de España, é frecuente a sensación de pesar polo imperio perdido.

Mais escrabellar en tales pasados é laboura tediosa. A meirande parte da documentación que resta da nosa Historia foi creada por parte interesada da poboación. Así, na súa maioría foi escrita por nobres e (en Europa) conservada por cregos. Os textos máis interesantes para comprender tales periodos históricos son, polo tanto, os máis triviais: textos xurídicos, alistamentos de calqueira clase...

Quizais esta visión do pasado sexa dende hai séculos a nosa maneira de espreitar o noso futuro. ¿Como prantexarse senón uns obxectivos sen coñecer o camiño para chegar a eles? ¿pode ser que as nosas ilusións sobre o noso pasado sexan os fachos para o noso futuro? ¿ou poida que non sexan máis que excusas para non cambiar, para non se arriscar a millorar?

lunes, 5 de marzo de 2012

La Red de Ilusiones I

Normalmente, al leer un medio en prensa inmediatamente se suscitan muchas cuestiones discutibles; en ocasiones, nos encontramos directamente con una estafa al lector. Buenos ejemplos pueden encontrarse en las noticias relacionadas con la tecnología, que suelen resultar poco más que breves panfletos publicitarios del cachivache de turno.


Esto sucede con la lectura de periódicos como El País; no quiero pensar en la experiencia de leer panfletos como La Gaceta o La Razón.


El 2 de marzo la versión impresa de El País arranca con la inclusión de una noticia un poco alentadora: que el Parlamento Europeo suspende la ratificación de el llamado Acta; en la sección de opinión incluye un artículo de Daniel Innerarity al que le tomo prestado el título de su artículo: Desenredar una ilusión.


En entradas anteriores de este diario he tratado de exponer cómo es la arquitectura de Internet y sus fundamentos. A ellas me remito como base para esta entrada.

La sociedad de la Red 
Una de las premisas del artículo de Innerarity es que si bien muchos pronosticaban que Internet sería la herramienta sobre la que se construiría una sociedad libre y bastante anárquica, parece que la sociedad está igual de lejos de tal utopía. Las recientes revoluciones en algunos países árabes y el enquistamiento de sus procesos democráticos confirmarían que la red apenas es capaz de impulsar cambios sociales menores.

Hay un primer problema relacionado con la expectativa. Por ejemplo, los cambios en los países árabes que tuvieron una revolución no van a darse en dos días. El proceso llamado transición en España ocupó tres años hasta la aprobación de la Constitución Española, y hubo que esperar a 1982 (tras el intento de Golpe de estadode febrero de 1981) para que el sistema político español comience a cuajar. Puede incluso argumentarse que el proceso de transición finaliza cuando el partido político Alianza Popular se refunda en el presente Partido Popular. Aun así, viendo el enorme déficit democrático de muchas instituciones, podría extenderse la argumentación para cuestionar el asentamiento real de la democracia en España.


Por mucho Internet que se use, ¿por qué un proceso (muchas veces elogiado y calificado de "ejemplar") de 30 años en un país europeo debería resolverse en un país árabe en apenas 6 meses? O examinemos a Hungría y sus recientes reformas: un ejemplo más brutal de cómo un proceso de más de 20 años, en lugar de consolidarse, involuciona.

También  es cuestionable el efecto inmediato que Internet puede conseguir en una generación de usuarios. Si bien tradicionalmente los usuarios técnicos permitieron un funcionamiento de Internet bastante anárquico. Sin embargo, es de esperar que las nuevas hornadas de usuarios se comporten en la Red como lo hacen en su vida privada. No basta conectarse a Internet para convertirse en un humanista ilustrado. En internet se encuentran foros humanistas, pero también retrógrados de extrema derecha, incluso algunas iglesias y religiones varias utilizan la red con provecho. Con Internet puedes informarte de cualquier cosa y acceder a información sobre cualquier tema imaginable. Naturalmente, lo usual es que el usuario navegue por contenidos relacionados con sus gustos e inquietudes ya existentes. Esto incluye a la cultura y a la propia ética.


¿Debería concluirse con Innerarity que la Red ha supuesto un fiasco a quienes depositaron tan altas expectativas? En Mi Honesta Opinión, por supuesto que no. Pero para sostener esta afirmación, he de argumentar en qué medida Internet puede resultar en un catalizador social para una sociedad puede que no utópica, pero desde luego mucho mejor que la actual.

Todo se pega
Mi primer argumento se basa en la premisa de que es el contacto con otras personas el que nos hace mejores personas en la sociedad. Según esta premisa, a medida en que la sociedad va creciendo geográficamente con la ampliación del comercio, el conocimiento de unas personas respecto de las demás aumenta. Y es este aumento de la comprensión de los demás lo que nos mejora continuamente.

Internet, más allá del teléfono, la televisión y otros medios de comunicación, nos acerca unos a otros mucho más. De repente, uno pasa a formar parte de otros mundos y formas de ver la vida. Es difícil sostener los estereotipos tradicionales sobre otras personas cuando interactuas continuamente con tales personas. También pueden compararse nuestros distintos prejucios con los de otros grupos.

Es más, al acceder a parte de la vida de otras personas, es inevitable adquirir parte de su forma de ser. El ser humano se basa de la repetición para aprender, por lo que aprende de aquello que ve. Es el viejo dicho de que "todo se pega". Cuantas más cosas vea y cuánto más heterogénea sean las personas con las que contacte, más evolucionará su propia persona.

Naturalmente, nada es perfecto. Si uno se conecta a foros de extrema derecha, por ejemplo, única y exclusivamente, es poco probable que disponga de estímulos que imitar, ya que tal comunidad será bastante homogénea.

Todo esto es válido para individuos: si trata de relacionarse con más gente tendrá estímulos para aprender y mejorar, mientras que las comunidades cerradas proporcionarán justo lo contrario. Innerarity, como tantos otros, olvida que la sociedad es mucho más que la suma de sus individuos.

Puede ser cierto entonces que una parte de la sociedad utilice Internet para mantenerse anclado. Sin embargo, lo cierto es que en el conjunto de la sociedad el efecto será el contrario. Y el efecto aumentará a medida que las redes sociales formen parte de las capas más jóvenes de la sociedad. No en vano son los segmentos más conservadores los más preocupados por el uso de dichas redes por parte de los menores, incluso de los niños. Y es que es bastante difícil inculcarle los antigos dogmas y las antiguas barreras a un aula de niños conectados a redes sociales.

Desde luego, los cambios introducidos en la última generación son brutales y muy esperanzadores. Hace 4 generaciones un activista antiesclavista no consideraba que un negro fuese del todo humano y que pueda tener algún día los mismos derechos de un blanco. Hace 3 generaciones, no tuvimos empacho en intentar exterminar todo  un pueblo (en Alemania) o a los que pensaban diferente (en España) por una supuesta mejoría en nuestro bienestar. Hace 2 generaciones, nos preguntábamos cuándo moriríamos como especie por culpa de las bombas atómicas y la Guerra Fría. Dado ese contexto, la mejora es obvia.

El cerebro compartido
Internet permite compartir el conocimiento de toda la humanidad para la mejora de sus individuos. Eso no quiere decir que muchos estados traten de imponer leyes restrictivas a tal transimisión de la información. El "Cortafuegos" chino, las leyes que dificultan el acceso a páginas antisemitas en Francia o Alemania, el Acta, las leyes de patentes... hay sin duda un gran esfuerzo exitoso por parte de los estados para poner puertas al campo.

Cierto.

Pero no es menos cierto que en realidad tales comportamientos se dan en estados con legislaciones restrictivas preexistentes. Aunque Innerarity argumente a través de las leyes contra el antisemitismo y pudiese utilizar el Cortafuegos chino, lo cierto es que las leyes de patentes son un ejemplo mucho mejor e interesante.

La legislación de las patentes surge para permitir que las clases burguesas incipientes puedan mantener la propiedad de un descubrimiento o idea mientras consiguen la financiación de su desarrollo y comercialización. Sin embargo, con el tiempo las patentes se comenzaron a utilizar para restringir la competencia.

Como no, las patentes son usadas para tratar de frenar el impacto de la extensión del conocimiento, también con Internet. Sin embargo, el éxito es magro. Y la ciencia y la técnica evoluciona a su pesar.

Podemos comenzar con las propias tecnologías que se usan en la Red. HTML 5 y javascript por un lado; los sistemas *BSD y GNU/Linux; los protocolos de red. Un ejemplo curioso es btrfs, sistema de ficheros de GNU/Linux que sirvió de ejemplo para el nuevo Refs de Microsoft. La supercomputación a bajo coste incrementa la competencia en la generación de conocimiento, de la misma forma que la nube abierta permite por primera vez soñar con deslocalizar por completo la información.

Los impedimentos existen, pero la información es cada vez más compartida de forma exponencial.